1.500 millones de personas se conectan a diario a las redes sociales: la mayoría busca mantener el contacto con amigos y familiares pero muchos también las utilizan “por trabajo” o con un claro interés profesional. ¿Cómo compaginamos ambos usos? Os damos algunos consejos.
Los usuarios han encontrado en las redes sociales un lugar dónde poder compartir, interactuar y mantenerse en contacto con cualquier internauta del mundo con intereses comunes. Somos seres sociales y los datos de 2012 lo demuestran: en España, 8 de cada 10 usuarios entre los 18 y los 55 años las utilizan según el IV Estudio sobre redes sociales en Internet elaborado por IAB España. De los que 6 millones viven conectados a la red 24 horas como recoge La Sociedad de la Información en España, informe editado por Telefónica.
Sin embargo, la privacidad personal se ha convertido en la moneda de cambio y lo que publicamos en Internet es ahora, para lo bueno y para lo malo, nuestra carta de presentación ante el resto de la sociedad.
Vivimos conectados a centenares de personas a las que estamos unidos en mayor o menor grado: en nuestra audiencia personal de “amigos” y “seguidores” se mezclan antiguos compañeros de colegio, familiares, colegas del trabajo, en ocasiones jefes, clientes, proveedores, e incluso conocidos de un día. En nuestro día a día en las redes compartimos fotos y gustos personales, junto a noticias y reflexiones profesionales, construyendo así unas identidades “híbridas”.
¿Es correcto publicar lo mismo para un amigo, un cliente o tu jefe?
Más de un empleado ha perdido el trabajo por fotos lúdicas u opiniones críticas hacía la empresa. A veces el simple hecho de tratar temas sensibles con poco tacto pone en peligro la imagen de la empresa junto a nuestra credibilidad profesional. Además, cuanta más responsabilidad o visibilidad pública tengamos, más peso y repercusión tendrá nuestra actividad en las redes.
Mención aparte para el trabajo de community manager que supone un riesgo añadido: confundir el perfil personal y el profesional al publicar puede desencadenar una verdadera crisis de reputación corporativa, como la que sufrieron Chrysler (@Chryslerautos) o la Policía (@Policia).
Algunos podrían pensar que la solución es abandonar los Social Media, una medida a evitar teniendo en cuenta las grandes oportunidades que nos brindan para potenciar nuestra marca personal y promovernos a nivel profesional. En 2012 la mitad de las empresas españolas buscó activamente candidatos a través de Internet y un 80% consultó las redes sociales en el proceso de selección según Adecco.
¿Cómo armonizar ambos usos: profesional y personal?
A la hora de abrirnos una cuenta en los Social Media debemos plantearnos, cuál va a ser el uso que le vamos a dar y a qué público queremos dirigirnos. Os proponemos tres escenarios posibles:
- 1. Utilizar el mismo perfil para ambos usos. Podemos seguir alimentando nuestros perfiles híbridos siempre y cuando seamos conscientes de todos los riesgos anteriormente mencionados y hagamos una gestión atenta de nuestras publicaciones. Para ello podemos aprovechar las herramientas de filtro existentes por un lado – los círculos de Google+ han sido revolucionarios en ese sentido -, y por el otro moderar nuestras publicaciones evitando adoptar posiciones críticas ante temas sensibles.
- 2. Seleccionar unas redes concretas para el uso profesional y destinar otras para el uso personal. Si en el caso de LinkedIn – red de networking por excelencia – la elección es clara, en redes como Twitter debemos plantearnos si preferimos hablar de nuestros problemas de insomnio o compartir las últimas noticias del sector bursátil. Una vez tomada esta decisión, la separación entre lo profesional y lo personal será más fácil, aunque es probable que nos encontremos con alguna otra dificultad. Como por ejemplo: si Facebook es para ti una red personal, ¿aceptarás la solicitud de amistad de tus compañeros de trabajo?
- 3. Duplicar perfiles. Puede suponer un gran esfuerzo variar el tono y el contenido según los receptores dentro de un mismo perfil, el extremo opuesto de dedicar unas redes al uso personal y otras al uso personal también puede ser problemático. La tercera opción será entonces crear dos perfiles, uno personal y otro profesional en cada red que nos interese. ¿La desventaja? El tiempo que tendrás que dedicarle.
Hoy en día la imagen que proyectamos el mundo online, nuestra “huella digital”, es tan importante o más que la impresión que damos en la vida real. Por eso aunque ninguna de estas opciones es definitiva, creemos que es útil reflexionar ante el dilema personal-profesional que se plantea en el uso de los Social Media.
Como regla general, una adecuada gestión de la privacidad con las herramientas disponibles en cada red, y una pizca de sentido común nos permitirán “ser nosotros mismos”, sin perjuicio de nuestro personal branding.